22 de julio de 2010

Tarde (III)

Entró a los consultorios nuevamente y allí estaba, parada frente a él con cara de culo.

"Disculpame, pero.... acá no atiende nadie?. No entiendo cómo se manejan acá", dijo ella. Él sólo dijo: "Con quién tenés turno?". "Con nadie, estoy esperando que me asignen un consultorio para atender. Hace diez minutos que tengo parado al paciente al lado mío....". "Ah, disculpame, pasá por el uno". "Ok, gracias".

Algo había ocurrido en él. Todo aquello que se encontraba sedimentado por el tiempo y la inmovilidad afectiva, comenzó a moverse. Estaba nervioso. Y no era lo más habitual en él. Siempre fue un tipo tranquilo.
Pero durante esa hora, sólo pensaba cómo sería el próximo diálogo entre ellos.
Ella había demostrado tener un temperamento bastante fuerte, por lo que no sabía de qué modo debía encarar la conversación o si tenía que esperar a que ella dijera algo. Obviamente el diálogo consistiría en algo como: "Bueno, sigo en este consultorio o me paso a otro?", "No, seguí atendiendo ahí" ó "Cuánto te debo por el alquiler del consultorio?", "XX pesos..."

Mientras tanto, decidió husmear entre los curriculums que los profesionales tenían que dejar allí en el momento en que alquilaran un consultorio. Y lo encontró. Ahí se enteró de que era médica nutricionista, que tenía 29 años y que era soltera. SOLTERA, remarcó en su cabeza. Y ahí mismo olvidó, que él tenía ya, "algunos" compromisos asumidos....

2 comentarios:

  1. probé el café de otro lugar como te decía.
    y mi vida cambió para siempre, así haya sido un solo minuto, ese minuto detuvo al mundo.
    y yo quedé atrapado en ese instante.

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  2. Qué alegría lo que decís... eso fue posible porque sabés capturar los instantes.

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